Ya tengo asumido que el novio no pinta nada en la boda. Por eso se inventó la costumbre de que la novia llegue unos minutos tarde, para que, por lo menos durante ese rato de espera, la gente pueda fijarse en el novio, saludarle, y hacerle algo de caso.
Pero todo eso se acaba en el momento en que aparece el coche con la novia. Las caras se vuelven, las conversaciones se interrumpen y el novio pasa a un segundo plano. Lo se.
Todo esto viene porque el sábado pasado, el Novio, el Padrino y el Padre del Novio (que todavía pinta menos que el novio), hicimos una excursión a Mazaleón (Teruel) a la fábrica de trajes a medida para hacernos la prueba definitiva de nuestros respectivos trajes, en los que nadie se va a fijar.
Yo (el novio) voy de media etiqueta, es decir, pantalón gris de rayitas, y chaqueta negra corta, sin faldones (como en la portada de la invitación). Y el Padrino y el Padre del novio van de oscuro, elegantes y a su gusto.
martes, 12 de junio de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
La familia del novio, en especial la madre (="la suegra") y las abuelas, sí se fijan en cómo vas y a pesar de las alabanzas al traje de la novia, en el fondo pensarán que tú vas mucho más guapo (aunque sea mentira para eso está la familia). Los invitados no pueden opinar, claro, porque no se han fiajdo en tí! :-) Pero después de tu post, creo que sí lo haremos!
Publicar un comentario